Son las 9:30 am, del día lunes después del Referéndum sobre la aprobación o no del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, (TLC).
Llevamos trabajando entre 5 o 35 años para evitar que este se aprobara y perdimos: el NO obtuvo alrededor de un 48% de los votos y el SI un 52%.
Estoy triste, con dolor, llena de emociones, de recuerdos, internamente terremoteada, externamente pendiente, controlada, tranquila.
Acabo de dejar a mi hija Jimena en el Aeropuerto, vestida con su camiseta del NO, con los ojos hinchados de llorar. 
Su avión salía a las 10am por lo que tenía que estar ahí desde las 8am. Nos levantamos a las 4am para poder terminar de empacar. A las 7:05 salimos de la casa a ponerle aceite al carro, ya que lo pierde todo el tiempo. Hace como mes y medio llevé el carro a revisar donde un nuevo mecánico para que lo afinara y no hubiera problema en la revisión técnica. Cobró bastante pero el carro no pasó la revisión técnica.Como el trabajo estaba “bajo garantía” lo llevé cinco veces más para tratar que le resuelva todos los problemas que él le agregó. Todavía sigue botando aceite por el empaque del carter (hasta sé nombres técnicos ahora): el aceite se sale, cae en el motor caliente y sale un humo negro, apestoso por enfrente del carro, por el motor. Mi hija me pidió pasar a una farmacia de turno antes de salir y la única que conocía está en el centro de al ciudad, desde donde nos dirigimos hacia el aeropuerto a las 7:30am: presas, un choque, parar y encender el carro mil veces tratando de que no se caliente y no nos ahoguemos con el humo, ver retenes de tráficos y tratar de que ellos no me vean y me paren, ver el reloj, sigo en la presa, ver a mi hija, pensar que la voy a matar por la tensión en la que estoy, ver el reloj, a ella (que no me preocupe, que algo se arregla), yo (que ni para qué me lo dice), a las 8am el tráfico empieza a fluir y ella y yo también. El día está gris, luego más que gris, con llovizna que parece mandada por el cielo pues yo siento que va a ayudar a enfriar el carro o por lo menos va a hacer que el humo no sea tan visible. El cielo llora. Llegamos tarde al aeropuerto y con tanto humo que los hombres maleteros se paran a ver si me estoy incendiando. Ella corre, sonríe, habla y la dejan pasar y luego vuelve a sonreír para que le permitan llevar unas libras de más de peso, pues lleva los frijoles molidos que le van a hacer falta en el año que va a pasar fuera de Costa Rica.
Me duele.
Estoy en el Hotel Herradura. Voy a ayudar a mis compañeros de la UCR, de la escuela de cómputo, en la Conferencia Latinoamericana de Informática (CLEI 2007) que inicia mañana martes. Además, unas colegas y yo tenemos dos ponencias sobre cómputo y género que me interesan mucho. Yo estaré en el hotel hasta el viernes. Hoy estaremos instalando equipo y recibiendo a los expositores extranjeros. Mi viejo carro verde, lleno de calcomanías del NO al TLC, con una cortina de humo, con mi ropa tirada atrás, entra al parqueo del hotel que tiene un rótulo que se me informa que todos ahí van a votar con el SI y están muy contentos. Me estacioné cerca de un jeep destartalado, con rótulos de Comité de Transportes del NO de Hatillo. Buena compañía, posiblemente de uno de nuestros estudiantes.
Anoche, la última llamada que contesté fue el dirigente de Nicoya, uno de los dirigentes de Guanacaste con el que estuvimos mi hija y yo coordinando y tratando de ayudar para que tuvieran los fiscales necesarios para el referéndum. Qué cantidad de energía se nos fue en la capacitación de fiscales, en nombrarlos, en asegurarnos que siempre hubiera por lo menos uno en cada una de las 5000 mesas. Paranoia? Más me suena experiencia, pues nos acordábamos de lo sucedido durante las últimas votaciones presidenciales. Esta vez, en la mesa que yo estuve fiscalizando solo hubo fiscal del SI en el cierre. El resto del tiempo los fiscales estaban trabajando en jalar gente. Ellos sí podían confiar en nuestra ética.
Era tarde, casi media noche, y el dirigente sonaba muy molesto, muy molesto, muy molesto: "Con quién hablo? Estoy buscando a Jimena, mi contacto en Apoyo Cantonal. ¿Qué les pasó josefinos? Qué se hicieron? ¿Cómo fue que perdimos las elecciones por ustedes? Nosotros aquí trabajamos como locos pues por Guanacaste se había perdido en la elección presidencial ¿Vieron que ganamos aquí? Pero ustedes nos dejaron solos!!! ¿Con qué derecho? "
No me dejaba contestarle. Seguía recriminándome. No sabía que estaba llamando a mi casa, que mi casa había sido centro de operaciones en los últimos días. Se sabía mi teléfono. Cuando empecé a decirle que yo estaba también dolida, que los del SI tenían mucho dinero, que habíamos crecido, que los cambios, me interrumpió otra vez y empezó: "Dinero, eso no justifica nada! Faltante de dinero teníamos nosotros, que no teníamos ni carros para movilizarnos, desde hace una semana estamos trabajando tiempo completo, con los negocios cerrados, y lo logramos, Guanacaste dijo NO, no permitimos fraude en las mesas... Pero, ¿qué les pasó a ustedes? Irresponsables!!! HP de la meseta central..." y lloraba y lloraba y yo lloraba y lloraba y yo no pude más que balbucear y decirle que disculpas, que lo sentía, que no tenía nada que decir. Sentí que por lo menos lo había oído, que se merecía encontrar alguien a quién recriminar, y me alegró haber servido de apoyo, de descarga.
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